Monasterio de San Lorenzo de El Escorial


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Felipe II construyó el monasterio para conmemorar la victoria en San Quintín el día 10 de agosto de 1557, festividad de San Lorenzo. Bien, el dato es cierto pero puramente anecdótico. El monarca buscaba también un lugar para que sirviera como tumba a su padre, fallecido en su retiro de Yuste (Cáceres) en 1558. Consultó a todos los científicos y sabios de aquel tiempo, en busca del emplazamiento idóneo para que lo que concebía como un gran templo-convento-palacio-biblioteca, destinado a ser el centro neurálgico de su vasto imperio. Una moderna reconstrucción del templo de Salomón, al decir de algunos estudiosos.



En 1561, Felipe II adquirió los terrenos de la Herreria, la Fresneda, el Campillo, Monesterio y El Escorial. La construcción del monasterio comenzó en 1563, bajo la dirección de Juan Bautista de Toledo, quien había sido nombrado arquitecto real cuatro años antes. Los arquitectos Juan de Herrera y Juan de Valencia trabajaron a sus órdenes. Juan Bautista de Toledo, que había sido ayudante de Miguel Angel en la construcción de la basílica de San Pedro en Roma, fue el autor del primer proyecto y del trazado general, que tras su muerte en 1567 sufrió diversas modificaciones.

En realidad fue Juan de Herrera quien dirigió la mayor parte de la obra, incluidas algunas partes que no habían sido diseñadas por Juan Bautista de Toledo. Herrera supo conjugar diversas interferencias en torno suyo y arreglar las cosas para satisfacer los deseos del monarca, con un estilo elegante y sobrio en el que las líneas priman sobre los adornos, reducidos estos a la mínima expresión frente a las corrientes imperantes. A partir de 1563, cuando Herrera dejó de trabajar por motivos de salud, le sucedió su discípulo Francisco de Mora. Ya en tiempos de Felipe III, durante el siglo XVII, comenzaron las obras del Panteón, que se encargó de finalizar Felipe IV. Este último monarca, además, enriqueció las colecciones de pintura. En tiempo de Carlos II se repararon los daños causados por un incendio en 1671, que afectó a la parte en la que hoy se encuentra el colegio.

En el siglo XVIII, con Carlos III, comenzó la urbanización del Real Sitio. Se construyeron las casas nuevas de la Lonja y las casitas del Prncipe y del Infante. Durante la época de Carlos IV se remodeló la fachada norte y la decoración del palacio de los Borbones. Tras la disolución de la orden jerónima, el monasterio se destinó a diferentes usos religiosos hasta su adscripción a los monjes agustinos en 1885.

El monasterio de San Lorenzo de El Escorial ha sido calificado como la octava maravilla del mundo. En él converge una sólida síntesis de estilos que marcan el paso de la Edad Media a la Edad Moderna, pero sin abandonar la base estable y armónica del clasicismo. Hay en su construcción mucho de la psicología de Felipe II , un rey aplicado a su tarea de gobernar con responsabilidad, prudencia y grandeza, pero de una manera novedosa que transforma esta actividad en profesional. El monasterio es un edificio mítico, que tuvo gran influencia en la arquitectura española de épocas posteriores.
A lo largo de varios siglos, el aspecto externo del edificio no ha variado sustancialmente. En la actualidad los bienes fundacionales del monasterio pertenecen al patrimonio nacional , organismo que se encarga de su conservación. De hecho, el monasterio de San Lorenzo de El Escorial es el segundo monumento del Patrimonio que más visitas recibe, después del Palacio Real de Madrid.

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